Europa se derrite
El mundo acaba de experimentar la semana más calurosa registrada hasta el momento y el Viejo Continente sigue con temperaturas récord. Mientras tanto, a contramano de la realidad, la extrema derecha agita el negacionismo climático... y no le va tan mal en las urnas.

Redacción Canal Abierto | Si bien julio suele ser el mes más caluroso del año en el hemisferio norte, los registros meteorológicos de estas semanas vienen rompiendo todas las previsiones en el Viejo Continente. Y no son pocos los especialistas que ya anticipan una canícula -expresión derivada de canes (perros) con que los europeos designan este periodo- aún más devastadora que la de 2003, cuando sólo en Francia se calcula hubo cerca de 15 mil muertes.
Un ejemplo ilustrativo es España, donde el verano ya se perfila más sofocante que de costumbre, sobre todo en las comunidades autonómicas del sur. Como ya se ha vuelto costumbre en distintas regiones del globo, la península ibérica sufre por igual –y en simultaneo, dependiendo del territorio- sequía e inundaciones, como la que en las últimas horas afectó fuertemente a Zaragoza.
A dos mil kilómetros de Madrid, la Acrópolis de Atenas -el monumento más visitado de Grecia- debió cerrar este jueves producto de las elevadas temperaturas que provocaron desmayos entre los turistas.
En otras latitudes del continente, las previsiones para este año del servicio meteorológico alemán se perfilan muy similares a lo ocurrido en 2022, uno de los más calurosos del país desde que hay registros. Es decir, olas de calor extremas, periodos persistentes de sequía y un récord de insolación.
Y si faltaban advertencias claras del avance del cambio climático, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) -organismo especializado de las Naciones Unidas (ONU)- acaba de informar que la primera semana de julio fue la más cálida desde que hay registros.
El organismo ya había advertido que las emisiones de gases con efecto invernadero aumentaron la intensidad, duración y ritmo de repetición de episodios de canícula, «región del mundo que se calienta más rápidamente».
«No es sólo la temperatura de la superficie, sino que todo el océano se está calentando y absorbiendo una energía que permanecerá allí durante cientos de años. La alarma debe sonar especialmente fuerte debido a las temperaturas de la superficie del mar sin precedentes en el Atlántico Norte», subrayó el director de Servicios Climáticos de la OMM, Chris Hewitt.
Pese a todas las advertencias, la extrema derecha desdeña el consenso científico en torno a tema y se embandera en el negacionismo climático. Por ejemplo, en 2019, el único senador por Vox (el hoy ascendente partido ultranacionalista y xenófobo español) impidió que el Senado aprobase una declaración institucional de apoyo a las islas Canarias por los incendios que sufrieran en aquel verano.
Lo más preocupante es que estos paladines anticiencia no paran de sumar adhesiones: en las últimas elecciones regionales, el caudal de votos cosechado por Vox lo posicionó como un actor clave de cara a los comicios generales del próximo 23 de julio. De confirmarse los sondeos, incluso podría llegar a integrar un posible futuro gobierno junto al tradicional Partido Popular.
Sin ir más lejos, hace dos días, el vicepresidente de la Junta de Castilla y León, también de VOX invitó a cuestionar “si el CO2 es o no un gas contaminante”. Entre otras cosas, habló de “atreverse a disentir”, a ser “escépticos”, a buscar “la verdad” y ser “libres”.
No se trata de excepciones en una Europa que ya es tierra fértil para el avance ultraderechista: Francia, Suecia, Alemania, Italia, Finlandia, Bulgaria, Hungría y España son algunos de los países en los que los partidos conservadores y antiderechos aumentaron su presencia, y en algunos casos llegaron a ser claves en la formación de gobierno.
Por suerte, no todo parece estar perdido: el Parlamento Europeo, por una muy estrecha mayoría (324 contra 312 y 12 abstenciones), acaba de aprobar una importante ley para protegerla naturaleza y combatir el cambio climático.
Nuestro país no escapa a este avance de discursos anticientíficos y negacionistas. «El calentamiento global es otra de las mentiras del socialismo. Hace 10 o 15 años se discutía que el planeta se iba a congelar. Ahora discuten que se calienta, aquellos que conozcan cómo se hacen esas simulaciones van a ver que las funciones están sobresaturadas en determinados parámetros a propósito para generar miedo», había lanzado el año pasado el precandidato a presidente por La Libertad Avanza, Javier Milei.
Mientras tanto, Europa se derrite y el planeta parece hacer caso omiso a tanto dato infundado y consignas rimbombante de quienes pugnan por el siga, siga. Sólo queda preguntarse si los Estados tomarán cartas en el asunto seriamente. Y si en ese caso, no será ya demasiado tarde.